Derrota agónica y un cachetazo anímico para el Bohemio

Luego de un flojo partido, Atlanta cayó ante Chacarita por 1-0 en el último minuto y extendió a 40 años la sequía de victorias ante su clásico rival en Villa Crespo.

Publicada: 19/08/2023 19:02:07

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Si algo le faltaba a Atlanta para profundizar su mal momento y cerrar definitivamente un pésimo año, era perder el clásico como local y en el último minuto. Y ocurrió. Con poco, Chacarita superó al Bohemio en el tiempo de descuento y extendió así a 40 años su invicto en el barrio Villa Crespo. El 0-1 refleja lo que se ve en la tabla de posiciones y lo que se observó en el resto del campeonato, incluso más que lo que se vio en los 90 minutos disputados esta tarde.

Sin embargo, algo de esas deficiencias que llevaron a Atlanta a estar donde está se pudieron observar en la jornada de hoy. Como por ejemplo, la ausencia de un nueve goleador, teniendo que elegir entre la lentitud de Ferreira y la parsimonia de Mazzola, ambos muy lejos de poder convertir un tanto. Del mismo modo, la necesidad de improvisar con un volante central, como el caso de Alejo Dramisino, y luego tener que correrlo, por la lesión de Camargo, a jugar de lateral por derecha, posición que tampoco le es natural, para que lo reemplace Mauro Bogado, quien tampoco es mediocampista central.

Al margen, o como consecuencia, de esos conflictos estructurales, Atlanta futbolísticamente tampoco estuvo a la altura. Por un lado, arrancó nervioso, inconexo, distraído en el fondo y tratando de forzar una salida por abajo que no fluía. Algo que aprovechaba Chacarita para mantenerse jugando en campo rival. Y aunque nunca logró hacer trabajar seriamente a Nicolás Sumavil, sí se las arregló para que Atlanta prácticamente no cruzara mitad de cancha: la única clara en el primer tiempo fue un disparo de Gelos tras un corner que se fue apenas arriba.

El planteo de Diez no estaba surtiendo efecto. No obstante, no hubo modificaciones en el entretiempo, y el equipo solamente se paró unos metros más arriba. Con eso alcanzó para por lo menos salir del asedio, sin generar de peligro más que un remate de Federico Bizans, que ingresó por el costado izquierdo del área y remató un disparo potente que salió muy al medio y fue fácilmente controlado por el arquero.

Pasados los 60 minutos, la obligación que podía tener Chacarita por su posición en la tabla y la que podía tener el Bohemio por ser local, se anularon por completo y ambos empezaron a mirar con buenos ojos el 0 a 0. El ritmo del partido bajó. Cada jugada parada tomaba bastante rato y Germán Delfino, que mostró signos de decadencia en su arbitraje (ignoró un claro penal para el Funebrero en el primer tiempo, estuvo lejos de las jugadas y errático), tampoco se comprometía con que el juego fluyera un poco más. Así las cosas, todo se caminaba a un cero a cero, que parecía clavado en el marcador. Pero el destino le tenía guardada una mala pasada al local en el cierre.

En un error inexplicable en este contexto, a los 90 minutos, Atlanta quedó mal parado por el carril izquierdo. Ni Marcos Pinto ni Fernando González llegaron a cerrar y Brian Aguirre tuvo que cruzar toda la cancha para intentar impedir un avance. De ahí, un centro cruzado aprovechó el corrimiento de la defensa hacia la izquierda para encontrar varios hombres entrando al área por el costado opuesto. Aunque Nicolás Sumavil tapó el primer remate, no pudo hacer nada con el rebote que tomó Luciano Giménez para poner el 1-0.

En los cuatro minutos de adición que dio el juez, Atlanta mostró toda la actitud en ofensiva que no había mostrado en los 90 minutos anteriores, pero ya era muy tarde. Sin embargo, pudo ilusionarse con un tiro de esquina en el que Valentín Gelos nuevamente volvió a ganar, y esta vez la pelota se fue apenas desviada por el segundo palo.

La derrota, sorpresiva y quizá injusta cuando se mira al árbol, pero completamente lógica cuando se mira al bosque, enfureció a la multitud de hinchas que acudió al estadio, y despidieron a los jugadores entre silbidos, insultos y al grito de que se vayan todos, que no quede ni uno solo.

Mariano Perusso