Primera Nacional | Atlanta

El Bohemio cerró una nueva temporada para el olvido

Por tercer año consecutivo, en Villa Crespo la competencia se terminó con mucha anticipación: sin Reducido, sin clasificación a Copa Argentina y sin ningún objetivo cumplido.

Publicada: 18/10/2023 11:27:19

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Atlanta volvió a tener un pésimo año en la Primera Nacional. Tras dos campeonatos muy mediocres, pasó a tener uno decididamente malo, empeorando considerablemente las últimas dos temporadas en las que no había estado a la altura. Volvió a faltarle jerarquía, liderazgo desde los distintos cuerpos técnicos y otra vez estuvo muy lejos de los objetivos: no habrá ni Reducido ni Copa Argentina para el Bohemio que nuevamente deja de competir por casi cuatro meses.

Este año la carga para el plantel era mayor que en campeonatos anteriores. Las dos campañas pasadas pesaban sobre un hincha que se entusiasmó con el regreso a la segunda categoría, pero que no pudo volver a competir luego de la nefasta resolución del torneo interrumpido por el COVID. Ni Erviti y Giganti en los últimos años, ni Giganti y Nicolás Diez en esta campaña lograron devolverle identidad de juego al equipo, mucho menos una conexión con la gente.

El plantel volvió a tener falencias en su armado y en su posterior corrección en el mercado de pases de invierno. Desde ausencia de variantes en posiciones puntuales (no había laterales por derecha, los dos volantes centrales fueron ineficientes, no hubo gol en los dos centro delanteros), a contrataciones decididamente equivocadas ya sea de futbolistas que no estaban a la altura de jugar en el club o de otros que ocupaban posiciones que ya estaban cubiertas.

Trasladando eso al campo de juego, a Atlanta nunca se lo vio jugar bien. Tuvo partidos mejores y peores, no fue estrepitosamente inferior a sus rivales, más allá de que muchos lo superaron. Incluso aunque en la tabla se lo vea como uno de los peores equipos de la zona, pocos equipos pueden decir que lo pasaron por arriba. Pero el Bohemio jamás encontró un estilo de juego que pudiera cumplir, que se haga costumbre, que pudiera imponer condiciones. En general perdió por detalles. Pero perdió.

También hay un punto mental: en los últimos años, los entrenadores parecen haberse preocupado más por los rivales que por el propio Atlanta, algo que se traduce en un sentimiento de inferioridad -sea explícito o implícito- que no hace más que suponer que es el Bohemio el que tiene que ver cómo superar a otro equipo, en vez de preocuparse el otro equipo por ver cómo va a resolver lo que planteen los de Villa Crespo. Esa postura, que se concreta en cambios constantes de esquema, nombres y propuestas, terminó desgastando al que era uno de los clubes más duros de la categoría hace apenas tres años.

Hoy Atlanta no sabe a qué juega, ni tampoco quiénes lo harán. Hay un esquema que se desluce porque se ponen futbolistas que no tienen características para jugar en esas posiciones. Y todo se va derrumbando poco a poco, emparchando con el siempre cumplidor Dramisino, al que solamente le falta ponerse los guantes, en cuanta posición libre aparezca.

La salida casi despechada de Nicolás Diez a una fecha del final del torneo dejó en claro que Atlanta deberá barajar y dar de nuevo para el próximo año. Las condiciones para un nuevo fracaso no están, la vara está por el piso, pero hay que superarla. Habrá que buscar un técnico con otra mentalidad, que pueda armar el plantel de acuerdo a sus necesidades, rescatando a los pocos nombres que puedan quedarse (Sumavil, Vedoya, Galeano), mechándolo con los juveniles, y con los muchos refuerzos que deban llegar.

Aunque el hincha quiera, comprensiblemente, volver a Primera, es también importante entender que de 37 equipos solo suben dos. Y no lo han hecho de la manera más limpia. Es perfectamente posible que Atlanta no sea uno de esos dos, lo que no le puede pasar de nuevo es no competir, no participar siquiera del Reducido, no clasificar a Copa Argentina, no contagiar algo desde la cancha ni autopercibirse siempre inferior a sus rivales de turno.

Para eso habrá mucho trabajo por hacer. El club está creciendo a pasos agigantados, las instalaciones se mejoran día a día, al igual que el estadio. Las condiciones laborales de los futbolistas no tienen nada que envidiarle a las de otros clubes con muchos mayores presupuestos. Pero todo eso tiene que empezar a verse reflejado dentro de la cancha, porque la competencia que afronta Atlanta es principalmente futbolística.

Mariano Perusso

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