Santa esperanza

Independiente derrotó a San Martín de San Juan por 2 a 0 y sigue dando pelea por el tercer ascenso. El Rojo mejoró su imagen e Insúa demostró que merece estar entre los once.

Publicada: 10/05/2014 00:27:07

Lecturas: 894

El campeonato de la Primera B Nacional va llegando a su fin. Independiente se jugaba una de sus últimas fichas en la lucha por alcanzar la tercera colocación recibiendo al encumbrado San Martín de San Juan.

Teniendo en cuenta esa situación, Omar De Felippe apostó por un equipo más ofensivo con el retorno destacado de Federico Insúa (la figura del partido) y presionando permanentemente la salida de la visita.

Desde el arranque el “Rojo” demostró su intención de ganar. Y así fue como a los cinco minutos llegó la primera emoción de la noche: excelente tiro de esquina ejecutado por el “Pocho” para que Sergio Ojeda marcara el 1 a 0.

Párrafo aparte para el penal que no cobró el árbitro Juan Pablo Pompei: a los nueve minutos Facundo Parra remató al arco y Francisco Mattia, tirándose al piso, despejó de manera alevosa con el brazo extendido. Era penal indiscutible, menos para Pompei que aplicó el “siga, siga”.

Mientras tanto, el local siguió yendo en busca del segundo tanto. Sin embargo, en cada contragolpe quedaba mal parado y el elenco de Juan Manuel Azconzábal desperdició algunas ocasiones claras de gol.

El complemento no varió. A los seis minutos Federico Mancuello, en la boca del arco, estrelló su remate en el travesaño. Independiente siguió atacando con buen ritmo, triangulando con inteligencia y provocando errores en la defensa rival.

Hasta que finalmente logró aumentar la diferencia: a los 12 minutos un error en la salida de San Martín fue capitalizado por Facundo Parra, quien abrió hacia la izquierda para Insúa que encaró a Luis Ardente y definió con clase al segundo palo.

Con esta victoria, Independiente se mantiene dos puntos por debajo de Instituto (el tercero del torneo) y con las chances intactas. El equipo mostró otro carácter y su gente se ilusiona con volver a primera.

Pablo Rovito