Primera Nacional | Nueva Chicago

“El momento más importante de mi carrera”

Daniel Vega, el Indio para todos en Mataderos, recordó la hazaña en Córdoba y el ascenso de Chicago a Primera ante Belgrano en 2006. “No lo cambio por nada”, reconoció.

Publicada: 27/05/2020 09:43:43

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El 27 de mayo de 2006 fue la fecha que los marcó en su vida y su carrera a cada uno de los partícipes en el ascenso de Chicago a Primera. El 3-3 con Belgrano en el Chateau Carreras quedó en la historia de las mejores definiciones, pero también dejó a un grupo de muchos jóvenes en lo más alto.

Precisamente, por ello Solo Ascenso charló vía telefónica con Daniel Vega, arquero de San José Earthquakes de la Major League Soccer, quien rememoró aquella noche en la que se metieron en la historia del Torito. El Indio, como lo conocen todos por Mataderos, y sus recuerdos de una campaña que terminó con la gloria.

-¿Cuál es el primer recuerdo que se te viene a la cabeza cuando pensás en el ascenso del 2006?

-Un montón de recuerdos, momentos. Lo primero que te saca al recordar eso es una sonrisa, volvés atrás y recordás un momento increíble, en mi carrera por lo menos es el momento más importante de mi carrera futbolística. Una de las alegrías más lindas que me ha dado la vida después de tener a mis hijos, esa ha sido una alegría que no se va a borrar nunca.

Lo primero que se te viene a la memoria después de todo lo que pasó, son cosas lindas, se te transforma el cuerpo, tu estado de ánimo se transforma totalmente porque se te vienen recuerdos muy lindos. Ver imágenes de ese partido, todo lo que fue ese año, son recuerdos muy lindos, imborrables.

-¿Podías llegar a imaginar después del flojo arranque de la temporada y los malos resultados terminar la temporada de esa forma?

-Realmente no nos imaginábamos nada de lo que sucedió. Éramos muchos jugadores muy chicos y no tomábamos conciencia de lo que estábamos jugando, porque estábamos con tanta alegría de jugar en Primera División como Nico Sánchez, el Oso Sigali y un montón de chicos que recién empezábamos a jugar nuestros primeros partidos, que debutábamos en el club.

No tomábamos mucha dimensión de lo que estábamos viviendo en ese momento, de estar apretados con el descenso y menos imaginábamos que podíamos lograr el ascenso ese año. Primero se dio por una consecuencia de un montón de cosas, de disfrutar lo que estábamos haciendo y se fue dando, pero nunca lo imaginamos que se iba a poder dar el ascenso ese año.

-Eran un plantel muy joven, con un promedio de edad que no superaba los 25 años, ¿qué era lo mejor que tenía ese grupo?

-Veníamos de un proceso que habíamos tenido un entrenador como (Sergio) Batista que le dio mucha importancia a las Divisiones Inferiores, vio en nosotros que había potencial para jugar en Primera División y a eso se le adaptó un poco la experiencia de algunos jugadores que llegaron ese año, jugadores jóvenes que venían de otro equipo como el Pipa (Federico Higuaín). Fue todo una consecuencia de un montón de cosas para que nosotros podamos lograr el objetivo, tuvimos un mix perfecto de lo que se necesita para lograr algo importante.

Lo rescatable es que a pesar que había muchos chicos, y había gente grande, había buenas personas y creo que lo más importante que tuvo ese año fue ser unidos como compañeros. Tuvimos un grupo muy fuerte y esa fue la base también de todo, desde lo fuerte que se hizo el grupo porque nos tocó vivir momentos muy duros al principio, pero lo más lindo es que se hacía fuerte adentro de la cancha.

Nos defendíamos, por ahí uno puede tener un muy buen grupo fuera de la cancha y dentro de la cancha que es donde tenés que defender no suele pasar, este grupo encontró las dos. Teníamos una armonía muy linda en los entrenamientos, pero en los partidos nos defendíamos a morir. Hubieron muchos partidos que ganamos heroicamente, porque era imposible sacar un punto y el equipo daba el máximo, logramos ganar partidos con nueve hombres, partidos que estaban perdidos los dimos vuelta. Fue un mix de todo, pero el grupo fue lo más importante ese año.



-Tuvieron tres entrenadores en un año, sumado a los malos resultados, quizás en otra circunstancia eso hubiera significado el descenso…

-Entiendo que cuando las cosas no se vienen dando con resultados y hay muchos cambios de técnico, la película no termina con final feliz. Nosotros veníamos de un proceso un poco raro con el Checho (Batista) porque jugábamos bien pero no perdíamos, sacábamos muchos empates, no se nos daban los resultados y era como que nos faltaba ese plus.

Sufrimos mucho cuando se va el Checho, nosotros no queríamos, pero se dio que era una cuestión futbolística que los resultados no se daban y Chicago necesitaba ganar. Después viene la dupla Traverso-Vega que estuvieron pocos partidos y después viene Rodolfo (Motta). A veces surgen cosas que, acompañado un poco del trabajo que nosotros teníamos, la suerte de algunos partidos y las rachas cambian, cambió la racha en su momento.

Fue un grupo que supo lo que quería, quería batallar y estar en una mejor situación, eso lo aseguro. Era un grupo que quería salir de la situación mala que nos habíamos metido, pero después nos fuimos dando cuenta que cuando el equipo había empezado a ganar ya nos encontrábamos más arriba, nos veíamos sólidos como equipo e individualmente sabíamos que teníamos muy buenos jugadores y nos fuimos dando cuenta que podíamos construir el objetivo.

-Y en ese sentido, ¿qué les dio Motta que les estaba faltando?

Rodolfo era una persona que descomprimía mucho la situación. Su primer partido fue con Defensa y Justicia (2-6) y nos encontramos con un entrenador que ante esa situación que era prácticamente catastrófica porque necesitábamos los puntos y un mazazo de esa magnitud en un nuevo semestre con mucha esperanza, nos habíamos preparado con una pretemporada muy buena. Es más después volvemos a perder de local (Huracán de Tres Arroyos) que es donde el equipo hace el click, que tocamos fondo. Rodolfo trataba de descomprimir los malos momentos y nos daba mucha confianza a todos.

-Entre tantos partidos que pudieron significar el puntapié para lo que lograron, ¿cuál creés que fue el partido bisagra?

-Veníamos haciendo muy buen torneo, ganando partidos muy difíciles a equipos que se habían preparado para ascender. Es un partido que todos recuerdan, el partido con Huracán que ganamos con nueve hombres en su cancha que el equipo demostró que jugando de esa manera, éramos prácticamente invencibles porque teníamos un equipo muy bueno en lo futbolístico y cuando había que defender, defendían todos, nadie tenía vergüenza para defender una pelota, tirarse atrás y ayudar al equipo.

Estaba esa humildad como equipo que nos hacía aguantar los partidos cuando la veíamos mal. Ese día, más allá de nosotros, toda la gente empezó a entender que realmente a ese equipo no se le podía escapar el ascenso porque estábamos muy bien.

-Te llevo a la serie con Belgrano sin escalas. Después de ese primer tiempo estando 0-1 abajo y con el rival atacando por todos lados, ¿creés que el penal que atajas les dio vida nuevamente?

-El primer tiempo, que lo volví a revivir después de tanto tiempo, pero creo que fue de los peores que hemos jugado en todo el campeonato, la sacamos barata de perder 1-0 en el primer tiempo porque la serie la podían liquidar ellos ganándonos 3-0 o 4-0, si lo ganaban no iba a haber mucho comentario porque iba a ser justo.

Me toca atajar el penal y eso da un poco de respiro de irnos al vestuario perdiendo 1-0, pero estábamos muertos en el vestuario. En el segundo tiempo aparecieron las individualidades que contagiaban al resto y de haber merecido ir perdiendo por cuatro goles, nos quedó un poco corto el 3-1, podríamos haber convertido más goles, hubo un par de jugadas que podían haber terminado en gol.

Era eso lo que tenía el equipo, no sé lo que pasaba pero el equipo se despertaba y te marcaba la diferencia y te lo hacía sentir en el juego y la entrega, todo. Yo no volví a jugar en un equipo como ese, nunca más volví a tener esa confianza o saber que ibas a ganar un partido cuando entrabas a la cancha o si arrancabas perdiendo, el equipo tenía una confianza que es difícil encontrarla en el fútbol.

-Y en la vuelta, para vos fueron dos partidos distintos: uno en cancha y otro después de la expulsión. ¿Cómo lo viviste?

-El primer tiempo nos vamos 0-0 con una expulsión de ellos (Gastón Turus), nos vamos al vestuario y estábamos tranquilos porque ellos estaban con uno menos, nosotros estábamos con todos los hombres y habíamos aguantado lo más importante del partido donde ellos se iban a venir con todo.

En el segundo tiempo me acuerdo que me echan a los 20 minutos, porque antes que me expulsen pregunto cuántos minutos van y ellos tenían que hacer tres goles e iba a ser muy difícil porque como estábamos jugando, pensaba que iba a ser una noche tranquila, donde íbamos a festejar y se da la expulsión en una jugada aislada. Tuve la mala suerte de cometerle el penal a Mariano (Campodónico), pero nunca me imaginé que me iban a sacar la roja.

Cometí el penal pensando que podía atajarlo, pero no imaginé que me iba a sacar la roja. Se me desmorona todo por la roja, el gol, que ya estábamos cerca en la serie. El resto del segundo tiempo no lo vi, estuve llorando en el vestuario desconsolado, escuchando que se venían los goles, prácticamente se me habían ido las esperanzas, se me había caído el mundo.

Cuando arranca el alargue, escucho el gol y no me acuerdo desde donde vi los goles, creo que fue más ver a la gente gritando y por eso festejaba que lo que realmente veía dentro de la cancha, el partido no lo vi, me fui guiando por sensaciones o cosas así. Hasta que salí al túnel a ver lo que pasaba y me fui al banco de suplentes y miré los últimos minutos.

Desde ese segundo tiempo que me echaron no me acuerdo nada, no vi nada lo que sucedió en el partido, sino que me guiaba por los gritos y la gente que estaba alrededor de Chicago que festejaba.

-En cuánto a los festejos, ya una vez que dejaron de sufrir, ¿qué se te cruzó por la cabeza en ese momento?

-Fue una alegría enorme, una de las alegrías más lindas que me tocó vivir. Recuerdo haber disfrutado más cuando salimos campeones contra Talleres que el ascenso, fue algo único porque era la primera vez que salía campeón en tan poco tiempo, no se le da a cualquiera. Salir campeón es muy difícil, nosotros lo pudimos lograr, fuimos los primeros, fuimos los mejores y eso lo disfruté.

Lo otro fue una algarabía, un rejunte de momentos que me quedan en la cabeza, no saber para qué lado ir, quería volverme a Cutral Co a abrazar a mis viejos, mis hermanos, mis amigos, querés ir a un montón de lados, querés tener un montón de gente ahí para poder abrazar. Es como que te dan una hora para hacer lo que quieras y no sabes ni lo que querés hacer.

Fue algo raro, algo único, son sensaciones que si no las vivís no las vas a sentir nunca porque poder expresarlo, poder contarlo es imposible. Son sensaciones que te quedan y que son únicas, fue un momento muy lindo.

-Tenías solo 21 años en ese entonces, ¿fuiste consciente en algún momento de lo que estaban consiguiendo?

-No lo pensaba, no lo imaginaba. Se me vinieron un montón de cosas a la cabeza, se me vino el recuerdo cuando llegué a Chicago, cuando llegué a Buenos Aires. Soy muy creyente y todo el tiempo le agradecí a Dios como me dio todo tan rápido, a veces uno no puede creer lo que está viviendo. En ese momento hay algo que es muy importante para nosotros, que no cobrábamos nada. Vivíamos en la pensión con el Oso (Sigali), cobrábamos un viático y lo cobramos durante todo el campeonato, no teníamos contrato, éramos jugadores amateur prácticamente jugando entre amigos.

Inconscientemente lo hacíamos porque estábamos viviendo un momento único entre amigos, que habíamos salido de las Inferiores, fue un momento muy lindo. Se me cruzaron un montón de cosas, el esfuerzo que hice, a mí me pasó que me puse a pensar de lo contentos que podían estar mis amigos en mi pueblo porque estaba cumpliendo el sueño de todos ellos que era jugar una final y salir campeón, así sea Nacional B o Primera División.

Nunca me puse a pensar, con el tiempo volví a Cutral Co y mis amigos me decían ‘¿sos consciente que jugaste en Primera, que ganaste un campeonato de Nacional B y ascendiste y ahora vas a cumplir el sueño de todos nosotros de jugar en Primera con River o Boca?’ lo que soñamos todos cuando pateamos la pelota acá en el barrio.

Son esas cosas que te quedan y a medida que va pasando el tiempo y vas jugando en Primera no te vas dando cuenta de esas cosas, y cuando vas llegando al final de tu carrera te vas dando cuenta de las cosas que lograste, no digo de títulos porque a nivel títulos no he ganado nada a comparación de lo que han ganado los jugadores de elite, pero siento que futbolísticamente la gloria, nadie puede decir ‘ese jugador tocó el cielo con las manos’, porque el título que yo le doy a lo que logré como profesional y haber ganado con Chicago para mí es lo máximo, porque viví momentos muy lindos.

He tenido mucho éxito por eso, me ha tocado vivir momentos que los he disfrutado mucho y para mí ese es el éxito. El éxito es haber estado en un grupo, haber hecho historia y ser querido de la manera que me lo demuestra la gente de Chicago. Para mí eso no tiene precio, no por ser demagogo, pero no lo cambio ni por haber jugado en la Selección, Europa ni nada, porque tiene un valor muy grande en mí. Que te quiera la gente que vos querés que te quiera, no mucho lo pueden lograr y por eso me siento muy contento y agradecido de haber logrado lo que logramos con Chicago.

Federico Meza

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