Primera C | Argentino de Merlo

“Extraño tomar mate con los jugadores”

Fabián Díaz es el utilero de Argentino de Merlo y además vive adentro del club, cuidando las instalaciones. “Tengo todas las llaves del club, ni el presidente las tiene”.

Publicada: 02/04/2020 10:31:53

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El reloj marca las 6 de la mañana. La pava y el mate están a la orden del día, pero no se escuchan los murmullos y el movimiento afuera de la casa. Las mañanas de Fabián Díaz ya no son las mismas. El club se encuentra desértico, a causa de la cuarentena obligatoria. Solamente él, su mujer y sus dos hijos son los que habitan el gran predio de Argentino de Merlo.

Su historia en el club empezó en 2012, cuando le encargaron cuidar los cableados de las torres de iluminación ubicadas en las calles aledañas al predio. Un año después, el presidente Juan Carlos Brieva le ofreció quedarse como un empleado activo, construyéndole una casa donde él vive actualmente. “Me terminé enamorando, es la pasión más grande que tengo”, le confiesa a Solo Ascenso.

Fabi, como lo conocen, es multifacético: realiza mantenimiento, es utilero, canchero y por momentos psicólogo del plantel. “Le ponemos mucha onda en la semana, trato con 40 personas aproximadamente y todos vienen con su problemita bajo el brazo, que no alcanza la plata, un dolor de muela, problemas de la vida, y eso lo absorbes. Trato de escucharlos, estoy a disposición de ellos las 24 horas”.

A su vez, admite que le da tristeza ver su lugar de trabajo vacío en esta época de pandemia: “Cada vez que me despierto a la mañana y veo el vacío tremendo que hay me agarra nostalgia. Extraño tomar mates con los jugadores, que son un grupo humilde. Tengo sus 30 lugares del vestuario ocupados con su ropa, toalla, botines y todo ordenado esperando que vuelvan”.

Con todas las actividades paralizadas, él se encarga de dejar la cancha en óptimas condiciones: “Me está llevando bastante tiempo, el objetivo mío es dejarla preciosa, la cuido mucho, me encargo del mantenimiento. Estoy muy contento porque la tengo bien, para el club y para el cuerpo técnico la cancha es el jugador número 12”.



Los días de partido son especiales. Además de preparar todo el detrás de escena, cuando el árbitro marca el inicio del encuentro se transforma en un hincha más. “Me acuesto el día anterior pensando en el partido, como lo voy a preparar, tratar de hacer algo distinto y como puedo armar las cosas. Trato de hablarle a alguno de los chicos que lo veo flojo por algo, le llevo una cintita, agua bendecida, les doy aliento”.

Una de las historias que vivió y jamás olvidará es el día que Argentino viajó a Salta para jugar contra River por Copa Argentina. “Nunca había viajado en avión, fue mi primera experiencia. Cuando llegamos allá los organizadores de la Copa tenían un flete esperándonos para transportar toda la utilería. En el momento que ingresé a la cancha fue algo emocionante, lloraba constantemente y más cuando vi a las 700 personas que empezaron a llegar, la gente alentando donde, también, estaba mi mujer embarazada y mis hijos (se emociona), fue algo inolvidable”.

El partido termina y se encarga de lavar toda la ropa para el siguiente día de entrenamiento. Luego será la hora de cerrar la cancha y cruzar la calle interior del predio para sentarse a comer con su familia. La historia de Fabián Díaz merece el mismo reconocimiento que una asistencia o un gol.

Federico Marín

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